santa maria la nueva

La iglesia de Santa María la Nueva fue escenario del famoso “motín de la Trucha” en 1158, cuando la plebe zamorana se alzó tras un conflicto entre un noble y un plebeyo por la compra de una trucha. Este episodio, interpretado como un movimiento antinobiliario, resultó en el incendio parcial del templo mientras el Estado Noble estaba reunido.

Reconstruida a finales del siglo XII, conserva su planta de una sola nave con capillas adosadas en el presbiterio y un ábside semicircular destacando por su armoniosa estructura. El exterior exhibe un ábside con siete arcos murales y una puerta meridional de herradura realzada. En su interior, resalta la talla barroca de Jesús Yacente, obra de Francisco Fermín, y la pila bautismal del siglo XIII con arcos representando el bautismo de Cristo. Además, presenta pinturas murales góticas en la capilla de la Epístola que relatan escenas de la infancia de Cristo. Esta iglesia era el centro de reunión del Estado Noble y albergaba su archivo.